domingo, 20 de octubre de 2019

La ciencia y la iglesia


Desde sus orígenes la Iglesia ha considerado y valorado la investigación y las actividades del hombre en el terreno cultural, así como la creación o manifestación externa de la acción de éste, expresada en los diversos países y culturas. Al inicio se desarrollaban preferentemente las humanidades y las artes plásticas. Hubo que esperar a la Edad Media, para que el dominio de lo científico penetrara en el campo cristiano y la Iglesia se comprometiera con ello, al punto de que este compromiso ha podido ser considerado como el inicio o motor del progreso científico, en la sociedad.


La ciencia se viene desarrollando desde el siglo XVIII, y cada vez con más auge, hasta nuestros días. Es una forma de conocimiento de la naturaleza, que tiene su autonomía y se debe respetar y alentar. Es fundamentalmente instrumental del mandato de Dios, que dice: “crezcan, multiplíquense y dominen la tierra” (Gen. 1,38). No hay que meterse en la autonomía de los científicos… excepto que se extralimiten de su campo y se metan en lo trascendente. La ciencia va trasformando la incultura en cultura.


Son muchos los campos de la ciencia que han servido al progreso del hombre y de las sociedades, pero también hay que señalar los riesgos de la emancipación de los científicos, más que de la ciencia, para olvidarse del Creador, o para utilizar sus ventajas en beneficio de unos con perjuicio de otros. Qué de estragos no ha hecho la aplicación de los hallazgos de la ciencia, a la que se ha sumado la tecnología, en su utilización en las guerras, recordemos las armas nucleares, o biológicas… y también en las consecuencias, no siempre favorables de la transformación de las sociedades industriales con el alto grado de contaminación atmosférica y del subsuelo.



Conocer la historia del vínculo Iglesia y ciencia resulta de interés en el mundo contemporáneo, para comprender de qué manera la Iglesia haya colaborado u obstaculizado la investigación científica, tanto para impulsar estudios como para oponerse a otros (por motivos doctrinales o morales).

Se habla de la relación entre la ciencia y la religión para indicar los estudios y discusiones que surgen a la hora de establecer relaciones y de deslindar ámbitos de estudio entre lo que es propio de la fe y de las religiones, y lo que es propio de la ciencia en sus distintas ramificaciones.


La relación entre religión y ciencia ha sido sujeto de estudio desde la antigüedad, entre filósofos, teólogos, científicos y otros. Diferentes perspectivas regionales, culturas y épicas son diversas, caracterizada por alguna como conflictiva, otros describiéndola como armónica y otros proponiéndola de baja interacción.
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